Tengo
que pedirles perdón por la tardanza pero entre los exámenes y demás no he tenido
tiempo.
Lo
siento y bueno, que lo disfruten.
Adrian:
Apoyo la cabeza en la pared. Llevo horas sin
dormir por lo que los párpados me pesan. Y a eso le añadimos las
magulladuras y el intenso dolor en el estomago. Distraído apoyo
inconscientemente la mano en la herida. Suelto un maldición por lo bajo al
tiempo que me agarro la tripa.
-Chico, debes tener más cuidado
George me mira burlón. Yo le gruño en
respuesta, molesto.
Emma es una mujer menuda, de cabellos
canosos y ojos marrones. Es la esposa del medico de
este pueblecito. En este momento entra por la puerta. Se acerca a mí
con un trapo mojado, alcohol y gasas. Tras limpiarme la herida y vendármela
marcha no sin antes decirme que debo reposar, no hacer movimientos bruscos etc
etc...
Tras una breve pausa decido visitar a Sophie.
Han pasado ocho horas desde el extraño incidente en los cuales Sophie
ha estado inconsciente.
Su cuerpo reposa sobre la gran cama. En
comparación, Sophie parece muy pequeña, tan parecida a la chica asustada que vi
aquel día en el bosque y a la vez tan distinta. En aquel momento su
expresión no me cuadraba con su anterior comportamiento. Esa vulnabilidad...no
se que me paso pero, fue como si algo en mi corazón se hubiese roto.
Con sigilo me acerco a ella sentándome en la
borde de la cama. Acaricio su largo y sedoso pelo contemplándola con más
determinación. Su piel cremosa. Sus largas y oscuras pestañas. Su boca, esa
dulce boca.
Tan ensimismado en la evaluación no me
percato de que poco a poco sus ojos se han ido abriendo.
-¿Adrian?
Unos grandes ojos verdes me miran con
curiosidad.
-Buenos días dormilona...
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