Capitulo
3
La fiesta y otros sucesos[1º parte]
El molesto
despertador resulta tan inoportuno como de costumbre. Lo apago somnolienta, y
me doy la vuelta dispuesta a conciliar el sueño una vez más. Pero mis intentas
se ven defraudados cuando es estúpido despertador vuelve a sonar. Maldigo en
voz alta y me pongo en funcionamiento a duras penar.
Abajo me
encuentro a mi padre sentado en su asiento habitual desayunando junto con mis
hermanos.
-¡Buenos días!-
digo como saludo revolviéndoles el pelo
-¡Agg, para!-
gritan todos
Con una sonrisa
perversa, me siento al lado de mi hermano mayor, Erik.
-¿Vas a ir a
la fiesta de esta noche?- me pregunta mi padre sorbiendo el café
-¡Mierda, se
me había olvidado!- mascullo
-¡Es boca!- me
reprocha mi padre
-Sí, claro que
voy a ir. ¿Puedes llevarme Erik?- pregunto con la boca llena
-Claro-
responde riéndose de mis modales
Las clases me
resultan más tardías de lo habitual, y no hay nada que pueda hacer para evitarlo.
Nicky no para de hablar de cómo vestir para la ocasión. Y Peter hace rabiar a
Nicky con comentarios tontos.
A la salida
del instituto, voy a la casa de Nicky para prepararnos. Bueno, más bien ella es
quien se viste un vestido ajustado de color negro. Después de mucho insistir,
me convence para que me ponga una camiseta suya de color malva con demasiado escote desde mi punto de vista. Insiste en
maquillarme y alisarme el cabello. Le dejo hacer para no hacerle sentir mal y
que así se calle.
-Estás muy
guapa- me dice cuando nos estamos haciendo los últimos retoques
-Tú también- y
lo digo con sinceridad
Cuando
llegamos a la fiesta, está se encuentra en su pleno apogeo. En la entrada hay
una hilera extensa de coches, por lo que Erik se ve obligado a dejarnos en
segunda fila y recibir las quejas de aquellos que siguen su ejemplo. Por el
camino, tuve que soportar la charla de mi hermano mayor, y una extraña conversación
sobre la manera de vestir de mi vecina de setenta y dos años.
Al bajarnos,
algunos chicos nos saludan. Reconozco algunos chicos del instituto, pero la
gran mayoría son desconocidos que seguramente han sido invitados por amigos de
los amigos. En la puerta de entrada hay una chica morena con ropa muy ajustada
saludando a los invitados que tiene pinta de estar muy borracha.
-¡Bienvenidas
a la fiesta de James Stevenson!- exclama cuando nos ve llegar
Miro a mi
amiga intencionadamente como diciéndole: “¿dónde me has metido?”, pero ella
evita mi mirada y se pierde entre el gentío.
El ambiente en
el interior está muy sobrecargado. Hay parejas besándose en los rincones, gente
bailando en una improvisada pista de baile, y algunos llevan una cogorza encima
que no tienen ni donde sujetarse. Al poco tiempo también pierdo de vista Peter.
Los busco en todas partes pero no lo encuentro. Cuando estoy a punto de darme
por vencida, le veo charlando con una muchacha muy linda en un rincón.
Al parecer, mi amigo no es bueno en el arte de ligar, porque al poco se acerca a mí con cara de pocos amigos.
-¿Qué tal te
ha ido?- le pregunto cuando le veo acercarse a mí cabizbajo
-No me
preguntes- es su única respuesta
Si algo no me
gusta de estas fiestas es que no conozco a nadie. Me abro paso entre la
muchedumbre hasta llegar a la barra. Pido una coca cola, y cuanto estoy a punto
de alejarme, alguien me empuja. Indignada me giro para echarle una reprimenda al impertinente que no mira por donde va.
Un chico de
cabellos castaños y unos ojos impresionantes me mira desde su aproximadamente metro
noventa. Alza una de sus perfectas cejas con una sonrisa de medio lado.
-Lo siento, no
te había visto- se disculpa él
-No pasa
nada...- mi voz sale en un susurro apenas audible
-Tú eres la
jovencita que se pasa todo el día con mi novio, ¿no?
Su pregunta me
pilla desprevenida
-¿Qué…?-pregunto
confusa
-James- sigo
sin entenderlo, y él se da cuenta- digo, que James es mi novio- dice él como si
fuese algo obvio
Mis labios
crean una perfecta o. “¿Su novio?
¿James tiene novio? ¿Cómo es eso posible?” Está y otras miles de preguntas me
vienen a la mente.
-¿Qué le has
dicho, Carter?- escucho preguntar una voz grave y profunda
Me giro buscamente dando de buces con el espectacular torso de James. No puedo ni mirarle a los ojos.
-Solo la
verdad, querido- responde el tal Carter pasándole un brazo alrededor de los
hombros al aludido
-Yo…te juro
que no lo sabía… ¡hay por dios…!- siento un incomodo quemazón en mis mejillas
-Tranquila,
les gasta la misma broma a todos- ante mi mirada de confusión prosigue- te
presento a mi mejor amigo Carter, aunque la verdad es que no sé porque sigo
siendo su amigo
-Porque me
adoras y no podrías vivir sin mí- dice este
Les miro a
ambos sintiéndome de repente fuera de lugar. En ese momento aparece Peter a mi
lado.
-Preciosa,
vayamos a bailar
Tira de mi
hasta la pista de baile impidiéndome despedirme.
-¿A qué vino
eso?- le pregunto
-No te
conviene
Se a que se
refiere, pero no quiero insistir en el tema. Me olvido de todo de lo que nos
rodea (no de forma literal), y me dejo llevar por la música.
Un par de
horas después, tras haber bebido aproximadamente tres copas, me veo en la
obligación de ir al baño. Tres chicas se retocan el maquillaje frente al espejo
y me lanzan extrañas miradas al verme entrar. “¿A qué vino eso?” me pregunto.
Estoy a punto
de bajar a la planta principal de nuevo cuando escucho unas voces. Una de las voces me suena familiar, así que, contra
todo lo prudente me acerco a una puerta que se encuentran al fondo del pasillo
entornada y que da acceso a unas escaleras mortales.
-¿Lottie?
Me giró de
golpe sintiéndome como si me hubiesen pillado comiendo chocolatinas a
escondidas. Al comprobar que no se trata más que de Peter me tranquilizo. Le lanzo una mirada de enfado y le mando callar.
-Chist- le
hago una seña para que se acerque
La puerta
emite un desagradable chirrido al abrirse. Me quedo quieta durante unos
segundos, comprobando que no nos han escuchado. Al ver que no ha sido así, le
indico a Peter que me siga. Tan pronto como la discusión empezó, cesa. Peter y
yo compartimos una mirada de confusión pero seguimos subiendo.
La habitación
a la que entramos es sencillamente espectacular. Parece una vieja azotea, y
está repleta de objetos impresionantes. Nos paseamos alrededor de la habitación
como dos niños pequeños en una tienda de juguetes.
Al parecer no
hay rastro de las personas que estaban hablando.
-Mira que
cuadro más feo- dice Peter señalando un cuadro.
A pesar de que
soy una fiel seguidora del arte, no puedo negar que este cuadro en particular
es horroroso. Y encima está torcido. Me acerco dispuesta dejarlo como estaba
cuando una luz azulada llama mi atención. “¡Es como en las películas!” pienso.
Peter corre a ayudarme a apartar la pintura. Lo que hay al otro lado me causa
una conmoción.
El agujero en
la pared muestra una pequeña habitación provista de armas que me ponen los pelos de punta. Una vez más,
desobedecemos a nuestro inconsciente y entramos. A un lado de la habitación hay
una computadora gigante, ¡la más grande que he visto en mi vida!
-Creo que no deberíamos
estar aquí- pienso en voz alto
-¿Pero qué
dices?- exclama Peter disfrutando del momento.- ¡Este lugar es impresionante!-
intenta coger una espada que se le resiste.- ¡Guau!
Unos extraños símbolos
aparecen a lo largo de toda la pared.
-¿Qué sucede?-
pregunto asustada acercándome a Peter
-¿Has tocado
algo?- me pregunta al mismo tiempo
No tenemos
tiempo de responder nuestras preguntas. Una luz cegadora me nubla la visión.
Las piernas me fallan. No tengo el control sobre ninguno de mis sentidos. Poco
a poco, caigo en las garras de una fuerza que tan siquiera conozco. Antes de
que todo desaparezca, pido perdón por mi imprudencia.
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