sábado, 13 de abril de 2013

Capitulo 3 ~ Salvados

Una vez más disculpen las molestias.
Espero que os guste

Una luz cegadora me despierta. Cuando abro los ojos y me ubico los recuerdos acuden a mí mente, decido que es el momento de seguir adelante. Adrian sigue inconsciente por lo cual emprendo el viaje arrastrándolo  conmigo nuevamente. Cuando llegamos  a la orilla de un rio, un extraño ser vivo el cual es el cuatro cabezas más alto que el  hombre con ropas extravagantes y una larga barba, y aparte de eso tiene un pico, tres patas y una gran cola. Su pelaje es rugoso y de un color verde musgo. No puedo salir de mi asombro. ¿Dónde estamos?
-¿Quiénes sois?-pregunta el extraño
-¿Perdón?- no sé quién este tipo y lo que pretende pero al menos es un ser humano, creo
-He preguntado quienes sois- su vos es grave e inflexible
-Disculpe, mi nombre es Emma y mi compañero se llama Philip. Nuestro barco naufragó y acabamos aquí. No sabemos cómo volver y él está herido- miento, aunque no del todo
-Forasteros, ¿eh?
- Sí, se puede decir así
-¿Podéis verificar que no lleva armas consigo?
-No tengo a mi disposición ningún arma puesto que la marea se las llevó todas.
-Bien. Acompallenme.
-No creo que debamos, no lo conocemos
-Esperad que me aclare: no saben donde están y soy la única persona que encontrareis por los alrededores
No veo otra solución. Baja del extraño animal y se aproxima a mi compañero elevándolo y colocándolo sobre el lomo del precioso pura sangre. A continuación me ofrece subir al  animal  y puesto que la otra opción es ir caminando entre el fango y vete a saber que otras superficies acepto su oferta no sin cierto resentimiento.  Monto tras Adrian. El señor sujeta las riendas y nos guía por la senda. Quedo fascinada, desde aquí  las cosas se pueden ver desde otra perspectiva. Flores de diversos colores y formas nunca vistas. Arboles de gran tamaño y follaje. Las nubes esponjosas creando diversas y espectaculares formas  dando sombra y vida a todo lo que nos rodea.
No sé cuánto tiempo llevamos. Pero ya ha oscurecido del todo. Observo como nuestro guía nos lleva impávido, ¿Qué le pasa, acaso tiene los pies de plomo?  A lo lejos capto un leve resplandor a medida que nos acercando se intensifica más.  Escucho el sonido de pasos y nuevas voces.
-Señorita, llegamos- me informa el extraño
Contemplo la multitud congregada a nuestro alrededor. Seguro que esto es una trampa. Pero estoy demasiado débil para contraatacar. De repente, un señor se abre paso entre todo el alboroto.
-Señores, señoras, señoritos, señoritas, niños y niñas, os pido silencio.
Esas simples palabras ahogaron las del resto. Y reinó él silencio.
-¿Cómo te llamas, jovencita?
-Se llama Emma, señor Derson
-Hugo, permítame preguntarle a la señorita, ¿realmente te llamas así?
Algo en su voz me desconcierta y al poco me veo revelando mi verdadera identidad.
-No señor, mi verdadero nombre es Sophie. Sophie Leightbour
-¿Y tu acompañante?
-Pero si ya sabes mi nombre, señor- el tal Hugo tiene un pésimo sentido del humor
-Disculpe, pero no debo hablar en nombre de otra persona
-Y yo no pienso obligarte a hacerlo. Estoy seguro de que estarás muy cansada y tu compañero necesita ayuda urgente.
-Pues sí. Parecer ser que es único que se ha percatado de ese detalle- respondo suspicaz
-Bien, Amanda acompaña a nuestro huésped a su habitación
Una joven me acompaña entre la multitud no sin antes ver como depositan a Adrian en el suelo.

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